Mosca que flota en su
ensueño permanente.
Roce terciopelo
de alas cristalinas.
La bulla de los carros,
los techos y el óxido.
Vista pura y nueva,
anuncio, pelo mojado.
Las montañas distantes
se asquean con la urbe.
Gritan a lo lejos
cuán rotundo es este valle.
El faro cabizbajo
me acompaña la hora eterna,
mira hacia la calle
resignado a iluminar.
Uno que otro periodista,
imprenta y prostituta.
Las calles son de asfalto,
el cielo está nublado.
Trenza el agua turbia
embrollo en cabeza ajena.
Lápiz, vieja a lo lejos.
San José nunca ha sido real.
lunes, 5 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario