Hoy hace dos dedos,
sobre la cintura cósmica,
encontrábame dando discursos.
Pensando que tenía toda la verdad
y que las palabras fluirían eternamente.
Luego me di cuenta
que la persona a la que me dirigí nunca fue la correcta
y recordé la primera que tocó mi puerta.
Armándome de valentía desnuda
utilicé el método más fácil.
No sé que fue más cobarde,
pensar que iba a destruirme
o creer que don Internet me ayudaría.
Ahora tan solo espero,
sospechando,
toda clase de respuestas.
A este suceso tan gastado
que ha venido rodando como media sucia
apenas visible en las comisuras de mi cráneo.
Ojalá responda.
domingo, 24 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
