No me mire de esa forma,
inquietante vislumbrando las horas pasar.
No me hable más porquería,
mi diminuto cerebro no da para más.
No me muerda la paciencia,
picando reiterado el mismo punto.
Puente y punto,
mantelito manchado que tejió su abuela.
No me mastique la garganta,
naranja enmorecida mi rostro parece.
Tenga piedad de mí,
tantas ganas tengo de hacerle una zancadilla.
No crea que le tengo miedo, inexistencia,
que confundida y neutral mi ingorancia yace.
No se sienta superior a mí,
aunque el mundo entero usted me ha brindado.
No le permito una vez más,
porque siempre abiertas mis ventanas estarán.
viernes, 14 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
