Una lágrima cayó a tu habitual sonrisa
y el firmamento espiritual de nuestras voces
se rompió,
cual puño de arena,
en tus manos y en las mías.
Las sonrisas no cuelgan, Daniel Gallegos,
se caen y temen.
Pierden su luz
y se rompen.
Como la mosca en la miel, muerta:
tan llena de placer,
tan llena de lujuria,
tan llena de sí misma.
Y como la mosca en la piel, frotando,
quité todos esos recuerdos que sobran.
Y creé una imagen distorsionada
de tu risa borrada por el viento
Bajo el firmamento habitual.
Junto al mar de nuestras voces.
viernes, 5 de marzo de 2010
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